30 marzo 2008

DAVID ANTONY CLARK | O, la Música para el alma primaria

...Y ya que os hemos dado la primicia del nuevo trabajo de Ima Galguén, que mejor que seguir por esta senda iniciada, ofreciéndoos la crónica de otro nuevo lanzamiento discográfico. Esta vez se trata del neozelandés David Antony Clark, desde las antípodas; y su nuevo trabajo Songs of Magic Sex & War. El Disco se compone tan solo de cuatro temas, del cual se puede descargar para su evaluación la composición que abre el disco, titulado Quintessential Warrior.

David Antony Clark se define a si mismo como un nuevo tipo de explorador, su espíritu de aventura no solo está guiado por el sextante y la brújula, si no por los instrumentos y partituras del compositor y las ligeras huellas de sus antecesores.

En su búsqueda para dibujar el paisaje musical del viaje humano, viaja por el mundo escuchando los ecos de los antiguos ritmos, añadiendo después estas reliquias primarias en su mezcla musical para agitar suavemente nuestras almas...

En este nuevo album, Songs of Magic Sex & War, David presenta un intrigante disco de cuatro canciones basadas en poemas líricos. Éstos van de la ironía al autobiográfico y al profundamente personal.¡ Date una vuelta por la psique de David Antony Clark! Y aprecia lo demas que nos puede llegar a ofrecer en el tema que puedes escuchar como adelanto.

Colaboran en esta nueva experiencia sonora:

Mandolina & Flauta Irlandesa: Kieran Newell
Bodhron: Mick McKenna
Guitarra Eléctrica: Joe Dudziak
Coro de Chicos: Robert James Kirk Philip Riley, Stephan Clark, Kieran Newell Murry Dick, Mick McKenna

www.davidantonyclark.com


DAVID ANTONY CLARK | Web Oficial | Bio | Entrevista Lostfrontier

23 marzo 2008

IMA GALGUÉN | Vuelve a la escena musical de la mano de “Temprano son de mar”

Mientras prosigo mi vuelo hacia "Las Américas" mas ocultas, entre historias y relatos que os voy proporcionando para no aburriros en el viaje, se sigue haciendo inmenso el transito en solitario por este constante lienzo de agua azul. En mi alma, va haciéndoseme el recuerdo de las islas afortunadas, en un paraíso, que ya quedó atrás. Más suavizado por las distancias, que deseo no lo conduzcan a la ingravidez del olvido. Me imploro a mi mismo no renunciar a el, y dejar bien ordenado en los estantes de mi memoria este sentimiento compartido.

Mientras voy surcando las corrientes de vientos atlánticos más propicios para mi expedición. Continuo mi vuelo sobrepasando las minúsculas islas de Cabo Verde –donde ya me encuentro-, y en este sobre vuelo infatigable me llegan ecos y gratas noticias de Fausto y Galguén: En un “Temprano son de mar” al amanecer.

La cristalina mirada y voz de mi sirena imaginada me llega directa y certificada, en brisas de mar me vuelven a salpicar sedosa como siempre sus sales marinas. En lo sombrío de una palmera amigable -allá donde me pose, me cobija del ardiente sol de la costa africana-; y, ella coronada, se ha convertido en mi reina. Los susurros ancestrales de sus recuentos vitales, se renuevan en esta visita por sorpresa… y depositan en el cuenco de mi emoción su mejor sustancia. En un abrazo por abrigo, me llega en forma de gesto amable su presencia.

Con sus nuevas composiciones me reencuentro con imaginativos y degustativos arreglos… acústicos, o de viento, o de otros sonidos que no alcanzo a delimitar. A las cuerdas de guitarra y rítmicos cantarines al violín, en justa proporción. Nos hallamos también con parajes y remansos de sintetizador o percusiones que nos predisponen hacia el encuentro que siempre nos ha pertenecido. Sin aspavientos, me guían sus textos cantados. Acompañándonos de la mano, me destinan sus pasos, que nos va llevando hacia nuestra intimidad más dormitada.

Siento una voz que me llama, de dentro, de dentro... SENDAS que seguir y descubrir. Yo, junto a tí, y vosotros, conmigo.


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¡Por fin!, se me vuelve a iluminar ilusionado, el sentío, con su voz ancestral. Por muy lejos que me encuentre jamás la he de olvidar… es mi vestimenta, en mi vuelo migratorio, es mi investidura hacia tierras desconocidas. Sus ecos salinos reverberan como salidos por bellas caracolas; adornados con sonidos de estrellas de mar… en mi mente como una novedosa simiente sonora se vuelve a cobijar mi Ima más amigable. Dejándome detalles y destellos; hermosuras acrisoladas en composiciones como todas estas. Que podéis escuchar y adquirir on-line, sin solución de continuidad.

TEMPRANO SON DE MAR

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Es un disco intimista, donde las emociones y el mundo onírico juegan un papel esencial. El paisaje se hace mágico, trascendente, junto a las leyendas propias del entorno isleño, que cobran vida en la sugerente voz de Ima y en los ambientes sonoros que la arropan.

"Temprano son de mar" engloba catorce temas inéditos, en su mayoría de autoría propia. En este álbum se investigan nuevas sonoridades y cuenta con la inconfundible aportación de Pablo Rodríguez, violinista habitual de Ima Galguén, y que en este trabajo ha coordinado la producción musical, y los arreglos de la mayoría de los temas. En los que Ima continua su búsqueda de sonidos y melodías inherentes al entorno de las islas, en fusión con estilos afines (etno-celta, con un acercamiento a cadencias jazzísticas, pop…), para acoger letras propias y de Ramón Araújo (coautor de la mayoría de los temas de sus CD anteriores) y melodías de Pablo Rodríguez.

La cohesión de las canciones está determinada por la voz expresiva de Ima, que esta vez ahondará especialmente en el sentimiento, las emociones, y en la evocación del mundo interior del ser humano. También se mantiene fiel en su gusto por recrear poéticamente la geografía palmera, con canciones que hablan de sus leyendas (S. Borondón, Tacande) o de lugares emblemáticos (Teneguía, Montes de Luna).

Los arreglos de los temas han estado a cargo del equipo habitual de trabajo de Ima Galguén, coordinado principalmente por Pablo Rodríguez, autor de la música y de los arreglos de algunos temas, José Luis González ,Juan Carlos Pérez Brito,…

También han colaborado diversos músicos: Guillermo Chávez (bajo), Jesús Catalá (percusión), Juan Carlos Pérez Brito (Guitarra española), José Luis Gónzalez (Guitarra acústica y programaciones), Pablo Rodríguez (violín), Kike Perdomo (saxo y flauta travesera), Juan... (whistles y quena), Beselch Rodríguez (timple), José Carlos Acuña y Antón Hosinsky (pianos), Jorge Guerra (Coros), Pedro Díaz y Jonathan Acosta (Guitarras eléctricas).

[Extraído, de la Notas de prensa de la web de Ima Galguén].

VIDEOS | Todos los vídeos Por cortesía del Pintor y compañero Pedro Fausto
WEB OFICIAL | Ima Galguén (Bio, Discografía, Tienda, Mutimedia, etc)
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21 marzo 2008

VUELO SONOGRAFICO POR CAMBRIDGE [PARTE II]

CAPITULO II. Reencuentro y diálogos. Cuentos, Fabulas y Leyendas nacidas de la emoción, la comunicación y la sensibilidad del alma humana.

Él hombre -de nombre desconocido- para un pajarillo desmemoriado, seguía cultivando “la tierra musical” en busca de fertilidad, esquilmándola de malas hierbas asilvestradas, para “plantar” sus propios estilos de sonidos, y poder recolectar los frutos melódicos que colmaran su expresividad y le diesen ante todo satisfacción personal. Casi nunca era fácil lograrlo de seguida. Componer no es tan sencillo como algunos piensan, lleva su análisis, sus introspecciones, elucubraciones e intuiciones… además de técnica y conocimientos. COM-PONER, es PONERSE-CON los sonidos, para dejarlos en su justo sitio. Logrando belleza, unidad y coherencia en el discurrir sonoro. Melodías, armonías, arreglos, ritmos vocales, instrumentación dedicada y arpegios. Noches de insomnio por capturar en sonidos adecuados, una idea precisa que te ronda por la cabeza día tras día. Trastoques, retoques y toques de distinción, que apunten a lo más alto. Todo hecho a mano; y a base de esfuerzo, y mente cabezota y lúcida, aunque sea por momentos. Con sentimiento: ¡sedientos! …en la composición que sea reflejo de la percepción imprecisa. Impregnándolo todo de vocación curtida, en mil batallas y aventureras. Pero resulta que a veces hay que desecharlo, porque lo que logramos componer no nos satisface del todo. Y ponemos en cuarentena la idea iniciática, hasta que surja la fluidez por el caño de lo que hemos dado en llamar inspiración. Cuando esto se conjuga, nos hallamos ante la plena satisfacción personal.

A pesar de esta lucha constante o inconstante del creador en soledad consigo mismo. En mi amigable músico. A veces ese cuerpo a cuerpo fratricida, termina por dar sus frutos. Y muestra de ello, lo podéis oír -Si pulsáis en el PLAY del reproductor de soundclick de abajo del todo. Encontraréis el verdadero camino para entenderlo como compositor- a través de una de sus obras más complejas, la suite: The Snow Goose (Parte 1ª). Es resultado de la primera impresión que le produjo un relato seudo-infantil del escritor y periodista Paul Gallico, EE.UU. (New York, 1890-1976).

Aquellos aparatos que servían para dar instrumentación, emitían unas melodías que comenzaron a capturar mis oídos. Poco a poco, ya vibraban en las concavidades de mi completa atención, como el aromático olor de un buen guiso, volviéndose envolvente y apetitoso. Se olfateaba como de los fogones de su Home Studio, se desprendía una pieza musical bien elaborada. A continuación siguió interpretando una especie de resolución, recién finiquitada en un segundo movimiento: The Snow Goose (Parte 2ª). Según parece, basada en textos de una fabula protagonizada por "La gansa blanca" [Relato] Una gran historia novelada en un relato corto con refinada enjundia.

El pensamiento de mi interlocutor mientras interpretaba la melodía, venía a decirme: “Aunque no lo parezca, no es un relato infantil al uso. Es más bien una fábula creada desde el dolor, y de la decepción ante el ser humano, que escribió Paul Gallico al inicio de la segunda guerra mundial. Trata temáticas universales: La bondad del hombre, la fe de Dios, encarnada en el ave, y la esperanza, la amistad, el deber, y el dolor, descritos en apenas 43 páginas”.

SINOPSIS:
Rhayader
, un hombre físicamente deforme por una acentuada joroba y un brazo lisiado, profundamente desairado por una sociedad incapaz de ver más allá del aspecto puramente físico y de apreciar su carácter tierno y bondadoso, se retira a vivir a un faro abandonado en la Gran Marisma, un desolado y solitario pantanal de la costa, uno de los últimos rincones salvajes de Inglaterra.

- “¡Ya sé lo que estas pensando avecilla!, me seguía transmitiendo los pensamiento de mi buen amigo: Por supuesto, que tiene referencias a conjunto CAMEL, y su suite grabada en el 75, basada en el mismo libro de Gallico (es un punto de referencia para todos). Yo le he querido dar un aire más "clásico", y a la vez, más actual, y new age, centrándome en la relación entre los 3 personajes, en el regalo que supuso ese tiempo, la lealtad que hubo entre ellos, y el don mágico de la naturaleza, echado a perder por la crueldad del hombre”.

Si yo hubiera nacido humano, posiblemente en ese momento habría esbozado una rutilante sonrisa de oreja a oreja. Por las semejanzas del personaje palmípedo del cuento musicado, que se estaba interpretando en aquella habitación en esos momentos. Y por mi propia historia de migración de las nieves nórdicas hacia el sur. Parecía toda una bienvenida sonora, elaborada exclusivamente para mí, con auténticos ribetes de paralelismos de coincidencias. Me pregunto si no sería un preludio de esa comunicación no hablada entre ambos. Tras tamaña impresión sonora y anímica, hizo recordarme múltiples historias de mi pasado; otros cuentos y leyendas que yo conocía. Y me acabé preguntando, si no estaría leyendo en esos momentos mis pensamientos este hombre austero y llano. Sea como fuere, a buen seguro me lo hará saber de una manera u otra.

Uno aunque no es muy sagaz, no había olvidado –a pesar del tiempo- aquellas fabulas, cuentos e historias llenas de cualidades humanas transmitidas por mis ancestros, como ejemplo, recuerdo con especial cariño aquella de: "El hombre que plantaba árboles" [Relato], que era una de las que mejor recordaba. Me la solían contar mis progenitores en el nido cuando solo era un polluelo desplumado que nada mas abría el pico para tragar toda clase de proteínas…; no caían tampoco en el olvido otros tantos relatos, que se ponían a disposición de mis recuerdos, en ese cubículo impreciso de mi memoria, a medida que hacia repaso de mi propia travesía por la vida.

Ya habían cumplido unos días en aquella estancia de un octavo piso, recuperándome con el bálsamo de sus canciones y esmerados cuidados, de aquel hombre definido por la sencillez. En una mediana ciudad, no muy lejos de la naturaleza, con la confianza en ese señorío, -que sabía emitir otros sonidos bien emprendidos- comenzaba a ser plena en mí. Él, ya, intuía que yo no le iba a deteriorar con mis ácidos fecales la piedra del ventanal, ni la tapicería del sofá de su salón o cualquier otro mueble o instrumento. “Mi educación en Estocolmo no me lo permitía”. Mi anfitrión -a cambio- procuraba mantenerme bien atendido y con agua fresca todos los días. Solía ir y venir de vez en cuando hacia el punto donde me encontraba, para ver como evolucionaba mi ala maltrecha. Sabía curármela con mimo, cubriéndola con unos apósitos tras su limpieza, de ese modo cicatrizaría con mayor celeridad. Se desprendía de su sonrisa, ese lenguaje gestual que me transmitía tranquilidad y seguridad.

Parecía que entre ambos surgía cierto feeling; a cada ocasión que cruzábamos las miradas, si se le puede llamar así a esta relación extraña que manteníamos. Nuestra mutua confianza crecía por igual. Puedo confesar, que gracias a unas palomas que frecuentaban las cornisas de un piso inferior, y que anidaban en el campanario de la iglesia más cercana… comencé a tener conciencia del idioma que se hablaba por aquellos parajes pirenaicos. Ellas me lo fueron inculcando en pequeñas dosis. Creo que esta hospitalidad entre artista y animal, hizo transmitirnos mutuamente nuestros pensamientos positivos de algún modo, con mayor capacitación. Como si se tratase de una retroalimentación invisible e inexplicablemente, irremisible e irremediable. Como dicen ustedes, los humanos: “Del roce debe nacer el cariño”. Y en esta ocasión se denotaba bastante que emergía uno bastante “químico”.

Un buen día, en el que en el exterior llovía torrencialmente, tuvo más tiempo para dedicarle a sus músicas. Se aproximó al teclado, y me sorprendió tocando lo que sería un esbozo del tema que le había dedicado a "El hombre que plantaba árboles". Esa historia que había venido a mi cabeza días atrás. Y que posiblemente chivateado por ese lenguaje oculto que nos ponía en comunicación a través de nuestros ojos inyectados en empatía, se dispuso manos a la obra comenzando la interpretación. Podéis darle al Play y escucharla conmigo al unísono.

-“La composición era plena de madurez, sencillez; delicadeza y emotividad; no exenta de cierta dulzura y que sugerían muchas sensaciones de la literaria historia que ya me era conocida. Concretando: una joya sonora, para hacernos recapacitar, e identificarnos con el protagonista ermitaño del cuento. Todo un ejemplo de constancia, austeridad y amor por la naturaleza. Escuchad, leed y descubrid -vosotros oyentes y lectores que me acompañáis- en el relato con avidez. Cómo las notas del piano se identifican perfectamente con el gesto de plantar y introducir en la tierra las semillas, pim, pim, pim… tras la bruma yerma y silbido árido inicial del tema. Pim, pim, pim teclas de piano, sonido de incipientes arboles por brotar. Con la certeza de que germinarían. Y vaya si lo lograron. Todo un gesto que debe enorgullecer a la constancia humana”.

Lo cierto es que ahora voy comprendiendo mínimamente todas las dificultades, trabajo y horas de esfuerzo que le deben invertir estos seres humanos dedicados a componer melodías, mínimamente hermosas. Como comprenderéis mejor que yo -vosotros humanos sensibles, que os dedicáis a la escuchada recreación en esos sonidos creados por otros-, esto no nace como una ciencia infusa, me temo. La mayor parte del éxito de una composición debe radicar en el tiempo de dedicación que se le preste; y la ardua tarea de intentar completarla con dignidad y fidedignidad; cada cual en su grado de autoexigencia. Las musas -por desgracia para ellos: los artistas- son una metáfora romántica o manera de hablar, de la genial resolución que se logra en toda obra artística bien finiquitada. El contacto directo con el “Creador sónico” me hace llegar al convencimiento; de que es el trabajo, la pasión y la constancia, en perseguir el buen resultado, se logra con el esfuerzo y autodisciplina; -no nos engañemos- es el verdadero camino para componer cosas mínimamente dignas. De ahí, mi constante admiración y respeto a todos ellos, por dedicarse a ésta labor, por profesión o por mera afición artística. Muchas veces mal entendida y mal recompensada por los que solamente nos dedicamos a deglutirla o criticarla, con prisas, o incomprensión a salto vertiginosas irreflexiones.

¡Qué gran emoción! ¡Qué momento para la enmarcación! Tras la interpretación, que acababa de ser oída por mí. Se percibía que aquello era entrega. La dedicación, que se pone en lo que a uno le sacia y le completa por entero… lo entiendo por Pasión. Mi amigo, hizo lograra que me identificara con ella. Y con su pensamiento, anidado, en el mío propio, me hizo comprendiera con mayor facilidad. Tuve la extraña sensación que algo me había comunicado. Lo supe cuando escuché voces en mi interior. Susurros incomprensibles, que comenzaron a desplegarse en una historia con una canción que empezó a interpretar a continuación: "De Guerras y Toreros”. Se trataba de una pieza de su repertorio, algo más antigua… con mayor solera, de la reserva de su mejor vino… y yo podía ser testigo en aquel concierto íntimo de aquella habitación. “Una pieza evocadora, con bruma de sintes; legendario pesar de guerras civiles, quejumbrosos sonidos de gaitas, caricias de cuerdas de arpa y flauta acompañantes que nos aproximaban al regazo que nos ofrecía el esplendido acordeón”. Ummm… cada vez que la evoco… ¡me trae unos recuerdos!

Contarían las crónicas de mi anfitrión, que un pequeño huérfano que cuidó... “Una señora, ya mayor, que aún vive en el Pirineo Oscense, cercano a la provincia de Lérida, contaba cómo durante la guerra civil, siendo ella una chavala, le tocó cuidar a un niño, que con el tiempo, se convirtió en uno de los toreros más famosos del sur de Francia. Era una época dura, llena de pobreza, donde la única posibilidad de salir de todo eso, era hacerse torero, y famoso”. Esta fue la historia verdadera que lo inspiró. La que solía contar a sus amigos, tras su interpretación, durante una distendida velada con la que agasajaba a sus visitantes, en su acogedor piso de mediana ciudad.

Tras todas estas vivencias. Los días van pasando en el calendario, las tardes y noches también. Mi ala va mejorando. Las leyendas de desencuentros, contadas a la luz y el calor de la lumbre de la chimenea, en una agradable tarde de invierno, me invitan a reavivar las ascuas de los recuerdos hacia mi compañero del género animal; y conocido en el mundo entero por el sobrenombre de CANELO. Fue un reconocido perro, ya fenecido en un atropello –espécimen de nobleza y fidelidad donde las hubiere-, que conocí en otro de mis viajes a una ciudad trimilenaria "cuna de la libertad". Y que guarda una historia conmovedora, digna de que conozcáis: CANELO, UNA HISTORIA REAL. Una fábula de nuestro tiempo. [Relato]. Un ejemplo de constancia y cariño filial donde los haya. Y que a mi amigo compositor -a tiempo parcial- le sucedió, como a mí, le causó tal impresión cuando leyó el relato y conoció los motivos. Que no pudo dejar de volcar su trabajoso “don de dios”, en una composición en homenaje al perrito. Pero el muy tunante, no me insinuó nada, para darme la sorpresa. Tardó lo suyo, ¡no creáis!, aquí nada se da por regalado, y la inspiración aun siendo una mercancía preciosa no suele ser muy abundante, ni gratuita. Viene o no viene, a las mentes que se dedican a esto, es así de caprichosa. A demás contaba con la dificultad añadida de hacerlo a escondidas de todos, para sorprenderme una vez más el muy granuja.

Ahora me gustaría abrir un paréntesis. Para vuestra información. Por fin ya me enteré de su nombre; pues, me lo delató, entre gorgojo y piquito, una paloma negruzca y chismosa del séptimo izquierda que se posaba en este balcón. “El hombre que te protege se llama: Ángel Orós, gru, gru… ese es su nombre, al que responde y le dejan las cartas en el buzón. Gru, gru… O también Cambridge para los conocidos de Internet. gruuuuu”. ¡Nada más oír pronunciar su nombre! ¡Di un respingo! se me hizo la luz memorística. Por fin recordé aquel nombre, que de pasada pronunciaban con acento, en la radio pública sueca, al presentar aquellos temas en la voz de Andrea Gerak, (Comentados y escuchados en el capitulo anterior de este relato). Entonces comprendí que ¡Una ola de simpatía invadía mi interior! ¡Ya no podría olvidar jamás esas dos palabras claves! ÁNGEL ORÓS. Un cuidador de aves excelentes, un gestor de amabilidad, un gran compositor… al menos para la pluma que le dedica tantas líneas desde aquí.

Es que mi coetáneo humano es un “ángel” os lo digo yo; enfundado en sencillez -cualidad humana poco frecuente en estos días-, donante de sanación y amabilidad para conmigo. No tuvo otra feliz idea, que obsequiarme con otro de sus mejores días compositivos, -que según él, le venían de tarde en tarde- sin menospreciar a otros, un bálsamo para mis oídos. Con su nueva pieza bajo el brazo escrita en lenguaje musical y extraídas de unas hojas cuadriculadas, de un cuadernillo de tapa verde y dura, marca Cambrige; que siempre guardaba en el cajón de la mesa del Home Studio. Comenzó mostrándomela con ojos ilusionados. Se sentó ante su “cuadro de mandos instrumental” disponiéndose a emitir el motivo principal de lo que sería "Blues para Canelo”.

Se le veía impaciente por conocer mi reacción. Aunque su seriedad, no lo dejaban traslucir muy bien en sus emociones. El tema, cuándo lo escuché enterito, posado desde el respaldo de su asiento, he de reconocer, me embebió en un sentimiento de emotividad hasta las más ocultas fibras sensitivas de debajo de mi plumaje. Reviví recuerdos junto a Canelo impagables. Lo volví a visualizar vagando por el barrio de su ciudad; caminando desorientado, moviendo su rabito en busca de consuelo y comida; o echado en sus cartones, apacible, acariciado por niños o mayores. Cubierto con cariño, entre papeles de embalaje que lo resguardaban de la frialdad y humedad del asfalto. Mientras esperaba a su amo salir del hospital. Esta composición si –habéis cliqueado en el play de más abajo-, es descrita por Ángel Orós como: “Una canción triste, pero llena de esperanza, y paz, una vez que amo humano y animal se reencuentran en el cielo, donde pasean juntos por esa playa celestial para toda la eternidad. Tras unos últimos años vividos por inercia del fiel canelo”. Una vez más el arte le vino a visitar. Otro día vibrante y inmortalizado en el álbum fotográfico de los recuerdos.

Las semanas iban descontándose en el almanaque, mi herida parecía que iba mejorando bastante, ya me permitía dar pequeñas batidas por los edificios cercanos durante el día y las cercanías del barrio. Cuando volví de mi volandera “puesta a punto”. Descansase un poco y tras la siesta que me eché, y algo de alpiste que me llevé al pico, lo vi tomándose un café. De pronto dijo: “Hoy, SpiritWind (me nombró así, debió ponerme ese nombrecillo tan anglófilo para tratarme cariñosamente); …me apetece mostrarte cosillas de otras épocas mías”. Se sentó a los teclados y me propuso escuchar otras obras con sustancia que había compuesto. Comenzamos por “El sitio de Baber” “Esta historia musical reúne una de hazañas bélicas y de historia hispana enterrada por el olvido. Con una perspectiva más actual”. Quizá sea una de las últimas composiciones que ha escrito basándose en crónicas históricas de su patria peninsular. Por contra, “Mañana Azul” era una densa composición de ritmos que rellenaban el hueco de toda genialidad hasta el desbordamiento… y el contagio de los mismísimos ritmos, inquietos, coloristas, riquísimos y expresivos, que nos poseían de alegría y optimismo. Era por el mes de “Diciembre”, el cual nos invitaba a sonreírle a la mañana luminosa de ese día concreto… Como unos ojos azules de niña (“Blue Eyes girl”) que bien nos podíamos cruzar en la calle del embeleso viniendo a nuestro encuentro.

Temas todos de marcadas pinceladas e inspiración en lo cotidiano, en lo que percibimos a diario, a nuestro alrededor. Obra sin duda de un hombre modesto y del pueblo. Desde luego el merito está en saber ver donde otros no perciben nada. Y eso Cambridge lo sabe dibujar con estilo propio muy bien. Perdí la noción del tiempo entre tanto talento sónico. Debió recaer la noche, envuelta en frialdad, El Viento vendrá del norte” –me pareció escuchar de su tapiz de sonidos-. El sabe expresar con música Un divertimento casi invernal. Colores fríos, pero cierta magia para descubrir” y parece decirnos con sus propias palabras mas allá de mi invención.

Una madrugada mas pasé junto a mi cuidador –esta vez me habilitó en el interior de su hogar un cubículo mullido entre algodones y fibras acolchadas de embalaje, que le había pedido a una vecina, dispuestas para mí solito. No iba a permitir que durmiese a la intemperie esa noche tan invernal-. Me dispuse a embolarme y dormitar junto al Home Studio. El rinconcillo más calentito de aquel lugar. En esta ocasión con el añadido y la avalancha de sensaciones que había tenido la fortuna de vivir en su compañía durante estas cuantas semanas de dedicación mutua.

Antes de alcanzar el sueño, pude nuevamente visualizar mentalmente todo lo sucedido juntos. Denotaba satisfacción personal tras la finalización de las interpretaciones. La tersa luminosidad encendida de sus mejillas: mostraban plenitud compositiva. Su sonrisa rutilante, subrayaban el amanecer de un gozo incesante… que a las claras glorioso le poseía. Aunque juraría que lo sabía disimular bastante bien como su modestia sugería. Si muchos hubieran a nuestro alrededor estado… no lo habrían notado. Nadie sabría interpretar ese concreto momento - salvo él y su animalillo de compañía- que lo asimilaba todo con deleite; y en cierta manera entendía el halo subyacente por la intensidad y magia del momento. Como imaginareis esto no sucede todos los días, más bien en contadas ocasiones se dan las condiciones propicias. Y este fue uno de esos instantes mágicos a los que uno se unifica, como si se tratara de clavo ardiendo; a lo largo de toda vida marcada por la cotidianidad. Cerrando los ojos me quedé profundamente dormido. Él mirándome desde la entrada del estudio, apagó la luz, entornó la puerta, sin hacer el mínimo ruido; y se predispuso también, caminando hacia el fondo del pasillo, donde le esperaba su alcoba y su merecido descanso. Tras otro día intenso.

Queridos lectores, sabréis perdonad mi sensiblería a flor de pluma, al rememorar tras el tiempo en este vuelo escrito, esos contadísimos recuerdos tan intimista. Y es que uno no puede lagrimear como hacen ustedes los humanos. Para desahogase.... Hoy comprendo que fueron momentos verdaderos de pura FELICIDAD. Particularmente para mí. Todos unos pasajes iniciáticos por la combinación de circunstancias hacia el: "Reencuentro y diálogos. Cuentos, Fabulas y Leyendas nacidas de la emoción, la comunicación y sensibilidad del alma humana". ¿A caso se puede pedir más en estos tiempos locos e inconcebibles que corren?

(Continuará…)

PLAYER | Ángel Orós - Cambridge [Parte II]


ARTISTA: Ángel Orós [Cambridge] | SoundClick | MySpace | Bio | Videos

ENLACES RELACIONADOS.
VUELO SONOGRAFICO POR CAMBRIDGE [PARTE I]
VUELO SONOGRAFICO POR CAMBRIDGE [PARTE III]

18 marzo 2008

ROGER SUBIRANA | Su punto de partida, desde un punto sin retorno.

Sirva este post, de ejemplo, sobre lo que opinábamos en la entrada anterior… y el talento oculto que encontramos en este país.

DEJANDOME LLEVAR POR LA FRAGANCIA DE LA PORTADA DEL 4º ALBUM de Roger Subirana…

boomp3.com

Y su Libreto Digital. Me reconcilio con el talento que emana, a pesar de todos los muros y trabas, de este bendito país que sobrevuelo con alguna asiduidad; y, que, como tantos otros nombres, no cuenta con una seria oportunidad y apoyo que lo den a conocer como es debido. Volviendo a las Covers de su álbum. Todo en sí tiene su significado, como se trasluce implícitamente de la portada de su Obra Musical “Point of no Return”.

Tonos grises nublados, enfundados en melancolía y cierta incomodidad mundanal, en la que hemos estado (mal)viviendo hasta ahora. Muros infranqueables que sentíamos inevitablemente antes. Resquicios que ahora palpamos en la piedra, para ser traspasados. Vía de escape, del encierro del sentimiento más carcelario donde se cumple condena. Mar al fondo, con trasfondo; –inmenso y azul-, mar de fondo, en nuestros pensamientos amarejados…Tras los muros de los mil lamentos; proporcionados por la realidad que nos zafan de las vivencias donde perviven los sueños.

Hombre en actitud diligente, caminante y avanzando hacia el horizonte de lo que busca. Desnudado de pensamientos reprogramados; radiante; desarmado y confiado; “almado” con el valor de la decisión más correcta. De su Verdad utópica. Despreocupado por la presión exterior. Por completo liberalizado. Con menos lastres y ataduras que lo inmovilicen de su anterior talente dubitativo.

Representante de una actitud arriesgada. Del libre pensamiento que pone los cimientos hacia: ¡El sobrepasar los obstáculos de las murallas! De partir, de lo conocido, hacia lo inexplorado. Vertiéndonos al océano del otro lado; esperándonos con la frescura de sus aguas que nos invita a un bautismo purificador. Playa despejada, tras “el recinto amurallado”; que ya queda al dorso de nuestro pasado. Increíblemente al fondo. Bien enterrado en las fibras de lo olvidadizo. Es ahora el momento de vivir este instante: relevante, inconcebible, inconmensurable… y revelador. En el que hemos sobrepasado los muros que todo lo opacitaba y delimitaba. Con un sentimiento -bien nacido- desde la desmesurada emoción, por el paso dado tan seguro y tan importante.

Un nuevo mundo se inaugura ante nuestra mentalidad más en desuso, con nuevos ojos de águila, que miran más en profundidad… y con eficientes formas crecen de nuestro pensamiento… más concreto y menos divagantes. Seguimos en esa playa virginal de muros traspasados. Solitaria a la otra cara del mundo, un paisaje nada inquietante y paradisíaco; lugar soleado, luminoso, calidez que se abre predispuesto ante nosotros. Todo un espacio de despereza y esparcimiento creativo, para seguir soñando, para crecer con desmesura. Arenas doradas de cálidas sensaciones por explorar; respiradero del aire purificante, insuflado en los pulmones ahora mejor oxigenados, poder irrigador sanguíneo de nuestro cerebro, con nítida vitalidad clarividente.

Cerramos los ojos y percibimos mejor el entorno, el olor a algas marinas, el yodo y la sal que nos regala la brisa con un beso y una caricia. El sonido del mar al oleaje van borrando nuestras pisadas. El cantar de las aves siempre acompañante de lo que siempre serás tú mismo. La marea nos ofrenda las olas espumosas con un collar de algas en bienvenida. Alzamos la mirada a la inmensidad oceánica de enfrente; que nos enfrenta al espíritu aventurero que aun nos quede de navegante… ¡Que el poder imaginativo más creador, nos lleve al confín de ese mundo!, ¡Al Finisterre musical que hemos dado hasta ahora por bueno!, de otras aguas jamás surcadas, hallen de los mares. Al “Non plus ultra” (al no hay nada más allá de lo que ya conocemos), que traducido resulta: “Después de esta música no hay ná”. Que tanto percibe el artista y, más cuanto, juegan a desmentir las musas de la inspiración.

Ya sea como artista o como descubridor, trataremos de poder cumplir la travesía, microscópica o cosmológica; endógena o exógena; de lo que nos circunda y por el medio, nos influencia; para colonizar ese nuevo mundo que se nos abre en maravilloso continente enriquecido de contenido… lugar que abandera el sacrificio y la inspiración, reinando el ARTE con mayúsculas a todas sus anchas”.

Saludo de Roger Subirana a todos los seguidores de

"Musicas Globales Contemporáneas"



VOLVIENDO A LA REALIDAD, TRAS HABER DEJADO VOLAR LA IMAGINACIÓN A VISTA DE PAJARO MÁS DE LA CUENTA…

Este autor, inquieto y creativo dónde los haya, ha desarrollado en estos dos últimos años que ha tardado en alumbrar su cuarto álbum…, un trabajo compositivo complejo, variado, imaginativo y pleno de madurez con pinceladas de colorismo.

Su “punto de no retorno” Point of no Return, se me antoja muy completo, se nota que le ha cogido el “punto”, filmando su obra más cuidada y elaborada hasta el momento. Como si sus anteriores trabajos hubieran sido una mera preparación y un encuentro mejorado en el disfrute personal… de lo que sus capacidades internas han ido aprendiendo, asimilando, domeñando y sabiendo serigrafíar en sonoridades de incalculable valor compositivo. Desarrollando en esta cuarta entrega, la capacitación culminante, concretándola en su lenguaje musical mejor resolutivo hasta la fecha.

En muchos aspectos su obra hace breves referencias a un arte multidisciplinar. Aunque esto no sea lo de mayor peso. Características que veremos más a menudo en el futuro, en el ámbito musical mundial de otros tantos artistas. A sus acostumbrados usos, en la utilización de la voz -manejadas como meros instrumentos vocales- siempre presente en la trayectoria de sus anteriores trabajos; ha sabido incorporar en esta obra: voces, dándole además un protagonismo algo matizado y diferenciador. Precisamente por ese afán investigador de lo novedoso sin límites que distingue sus inquietudes; brindándole a esa voz, el papel de la teatralización dramática o de la poetisa más femenina… que suele bordar Esther López, que aporta una sensación atmosférica o estado anímico en la escena concreta de la composición interpretada, bien resuelta con un algoritmo imaginativo y sorprendente para los oyentes.

Del mismo modo, incorporar textos a modo de pasajes literarios o estados del alma, que sirven bien a las claras para ilustrar por escrito ciertos temas mas allá de lo musical. Como sucede en Morphosis. Contando con la voz incólume de Javier Vecino en la figura dramática de la sensación sonora. Sin que muchos se percaten la preclara metamorfosis de pensamiento que se fraguaban en sus espacios internos antes de “ese punto sin retroceso”. Por otra parte, en este álbum, no abandona sus composiciones más tiernas, como: A Piece Of Heaven, Island Of Light, o Enjoit (piano solo); y, a las claras, fidedignas en su tradición estilística mas intima. Que a modo de áreas de descanso de sus autopistas musicales mas refulgentes, nos conminan a la placidez y el sosiego, de toda esa arrolladora brillantez orquestal que se nos sobreviene en otros de sus 14 cortes. Con definitorios sonidos torrenciales y rítmicos, apabullantes y coloristas, del estilo que rubrica en Pyraminx, Point Of No Return, Live In Onara, Requiem etc…; sin hacernos decaer en la fatiga por todos los pasajes del viaje, o por los derroteros de la indiferencia o la más aburrida monotonía.

VIDEO | Roger Subirana (Enjoit)

Sin lugar a dudas –esta- es su obra más personal y con mayor personalidad. Con nuevos recursos a su servicio donde basamenta esta edificación compositiva. Abandonando rutinas sonoras mas arquetípicas, que recaen en claras reminiscencias estilísticas bien demarcadas; y fácilmente reconocibles e identificables por oyentes avezados y avanzados. Y por otro lado, de difícil desmarcaje de las fuentes de influencias, en los que todo artista se ha ido fijando y formando, a lo largo y ancho de sus audio-grafías.

Este trabajo, como su nombre indica implícitamente, es la intención de no retornar a un origen menos mejorado en el perfeccionismo. Creemos que todo esto hace que se trate de un salto evolutivo y cualitativo en su música y en su postura filantrópica de pensamiento, frente a su entendimiento de nuevos planteamientos a desarrollar. Que (en)marcará, un antes y un después, en su modo de concebir, comprender y culminar la composición musical que guarda muy dentro.

Como Roger Subirana bien titula “un punto de no retorno”, una actitud de no volver la mirada atrás que no lo dejaban crecer. A la auto obligada postura de fijar rumbo hacia otras poses, sin desechar lo autentico que siempre le ha definido… con todas sus consecuencias. A ser feliz con lo que se propone y compone majestuosamente. A ser uno mismo, en esencia. Fuera de conflictos internos y externos (con el mundillo que rodea al artistazgo que posa, sonríe y vive de ello. Y termina irremisiblemente haciendo concesiones y dejando de ser del todo fiel a sí mismo por los compromisos a terceros).

Él se declara y reconoce -con cierta valentía- sus prioridades vitales, al decir: “que desea más sentirse vivo con su música, que intentar sobrevivir como hasta ahora de la que ha venido haciendo”, pues su musicalidad no es otra cosa, que: “un reflejo expresivo e inequívoco de su Alma”. Por tanto, sustentado por unas ideas solidas, coherentes y respetables, a contracorriente de los cánones establecidos, que lo enmarcan en su convicción presente.

Desde aquí solo podemos valorar, aplaudir y admirarlo en su justa medida. Por lo que tratamos, con ello, en este reconocimiento –y esperando que vosotros nuestros acompañantes- os sintáis involucrados como oyentes, en la forma de entender su proyecto artístico, mostrándole la buena acogida que merece su obra artística (CC).

Player POINT OT NO RETURN (2008)

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14 marzo 2008

€VI$ION, $ALVEMONO$ DE LA INVOLUCION

Uno se queda de piedra...


Mientras sobrevuela este país ibérico, por valles, ríos y montañas… y cata como su nivel cultural musical ¿se empobrece o confirma? en lo que siempre se ha tenido sospecha; y elige por aclamación a “chikilicuatres” (que nunca darán la verdadera talla), para representarles en eventos musicales de tradición… irremisiblemente devaluados y venidos a menos edición tras edición. Mientas en esta piel de toro siga primando, más el fiestorro del negocio SMS, la algarabía de la parodia y la falta de respeto por una profesión artística.

Mientras los actores actúen de “cantamañanas” en lugar de como actor-cantante, es decir interprete de su arte. Mientras en este país se ensalce MAS toda esa banalidad y estulticia, en lugar de potenciar a verdaderos artistas con talento… así les va a seguir yendo con sus operaciones triunfales salvamentales a todos… hundiéndoles y zambullendonos más, en el lodo de la vulgaridad y el analfabetismo cultural educacional, de las generaciones en edad de escolarización y formación en valores.

Pero uno es un palomo ingenuo y optimista, siempre piensa que no todo está perdido. Y quedará la esperanza de ver brotar hermosuras silvestres en este campo adverso y poco propicio por el gusto en un mínimo de cultura. La oportunidad de encontrarnos con verdaderos músicos o compositores talentosos; y, no fotocopias de pacotilla, no es todavía una quimera. Y aún debe ser motivo de alegría, promoción y festejo encontrarlos y descubrirlos, para melómanos convencidos como TÚ.

A lo que solo podemos gritar y combatir con un ¡ALELUYA!.

Vesión del "Aleluya" de Leonard Cohen para flautas y piano [Ivan Pina & José Chafino]

04 marzo 2008

VUELO SONOGRAFICO POR CAMBRIDGE [PARTE I]

CAPITULO I. De Suecia a Huesca, en un vuelo sin descanso de un Ave Herida.

Cuando comienza el periodo invernal allá en Suecia, para un ave migratoria que se precie, debe hacer honor a su rango ornitológico; necesita huir del frío, migrando hacia tierras más cálidas en busca del apasionado apareamiento. Como entenderéis mi especie suele también pasar periodos estacionales por geografías nórdicas. En aquellas gélidas tierras mi curiosidad musical se vio gratamente sorprendida por la escucha de una voz seductora, rampante y diferente. Don't Fall Asleep. -Para seguir este relato, recomendaría a los lectores, a la vez que avancéis en la lectura, pongáis en escucha el tema musical que va presentándose PULSANDO EN EL PLAY del reproductor player de abajo-. Las dos artes si van de la mano transmiten más sensaciones. Perdonad por el inciso, prosigo: composición que además, estaba secundada a los teclados de una manera impecable, realzando dicha singularidad vocal femenina nacida en Hungría: Andrea Gerak. Ciudadana del mundo afincada en Suecia. Sin duda, tuve la fortuna de poder oír varios temas de esta pareja de artistas en las radios de la localidad donde me encontraba anidando. Temas como Yay, i´ve been freezing y alguno más eran de escucha cotidiana.

Mi desasosiego me sobrevino cuando “tiempos A” olvidé, por mi mala memoria, el nombre de la inteligente materia gris que componía o creaba aquellos seductores arreglos tan mimados hasta el detalle. Puestos al servicio de esa singular voz con tonalidad ancestral. Realzándola y embelleciéndola; como un modisto, embellece a su musa -y modelo- predilecta. Como las inclemencias del tiempo arreciaban crudamente donde me encontraba; por instinto, decidí partir hacia el sur del sur: África. De una buena vez.

Emprendí el viaje. En mis extensos vuelos, cuando aleatoriamente aterricé en Huesca, me detuve a descansar del esfuerzo. Me quede maravillado de la zona natural, tras una ardua etapa de kilómetros por cielos europeos. Esta ciudad pirenaica del alto Aragón a mis ojos actuales no tiene parangón. Sus horizontes rojizos, al atardecer en otoño, viento en los cristales de los balcones altos, gente que va y viene por las calles… molinos de viento en el horizonte, muy, muy a lo lejos. No había surcado sus cielos nunca hasta ahora. Era la primera vez que me apostaba en sus árboles; entre ocres, tonos verdes y salmón. Los oscenses tienen un parque muy coqueto, cuidado y acogedor (me dije a mi mismo). Con estanques, jardines recoletos, y frondosidad que asombraban a los turistas y daban sombra con esplendor a las parejas de tortolitos.

Mis alas llegaron algo fatigadas, deterioradas por el esfuerzo del vuelo continuado; deteniéndome en unas ramas, tras un baño para acicalarme. ¡Cuando repentinamente! sentí un inmenso golpe de proyectil. Y un consiguiente dolor, en una de mis alas, por la ráfaga de munición empleada. Sentí como me acribillaba una desbandada de piedrecillas; lanzadas, a modo de tirachinas, por unos niños de dudosa reputación angelical. Ellos exaltaban su broma entre risueños trofeos de alegría, por haber coronando su travesura con éxito.

En estas circunstancias, maltrecho y herido. Solo supe tomar cobijo entre unos ventanales de unos pisos de las cercanías. Allí podría pasar algunas noches, a resguardo de vientos fríos y a buen recaudo de la intemperie nocturna. Nada mejor para mi recuperación entre murmullos y gorjeos de quejumbre -pensando para sí-. Cuando de pronto, noté como llegaban a mis oídos unas melodías que me sonaban francamente familiares como Folk songs from Domahaza. Era como un claro sonido evocador de ese estilismo del que me había dado buena cuenta en tierras de Suecia.

No me lo podía creer. ¿¡Aquí, en Huesca, también sonaba mi nombre desconocido!? ¿Pero quién era este tipo, que componía estas maravillas! Si no era uno de esos consagrados fusionadores de la alquimia rítmica que se os vienen a la memoria. De quien se trataría, que ni yo recordaba su nombre. Debía de ser un personaje muy considerado, ya que al ser programada su música por doquier -y por donde yo pasaba me lo encontraba sonando-, tendría que serlo con toda certeza. Esa noche la pasé muy acurrucado con la cabecita bajo el ala sana. Sin duda ayudado por el aroma a musicoterapia que desprendía de aquella alcoba que daba a mi ventana refugio. Esas fragancias sonoras que reverberaban, me serviría de bálsamo para descansar esa primera larga madrugada en tierras españolas. Mientras escuchaba una versión de Rorogwela (Blue beach mix) en un sentido homenaje a los pioneros fusionadores étnicos Deep Forest. Que me sirvió de nana. Hasta que por fin me debí dormir rendido por el cansancio y sopor… y el intenso día de supervivencia. Mi corazón durmió esa noche con serena alegría. Desde luego –y ya entre sueños- estos temas que conforman una serie de la mejor fusión, deben estar escritos con exquisita colaboración. Que belleza y delicadeza inspirativa, acaparaban estas piezas entre tradición y electrónica… bien servía este autor.

VIDEO | Andrea Gerak & Cambridge - Rorogwela (Sunset Mix)

Durante el siguiente amanecer, a las claras del nuevo día, me sugería a mí mismo: ¿Será o no, mi querido autor Sueco?, el que ha compuesto estos temas. Lo cierto es que la intriga reverdecía- por dentro me crecía- y como el musgo, a la piedra, se asía. Las melodías condenadamente se parecían en el estilismo. Y guardaban el sello del mismo compositor. Mi oído fino se lo merecía, no me podía estar jugando una mala pasada en esta ocasión. No, no, ¡seguro que no!; que va… ¡en esta ocasión no! Por favor, no es posible. ¡Dios mío!, sácame de esta incertidumbre. A caso ¿Sería otro autor distinto con el mismo marchamo de modismos?

Cuando de pronto las persianas comenzaron a alzarse tras de mí. Habían llegado las primeras claras del día, entre malvas claridades y rojizas nubes celestiales. Era del interior de la ventana que se habría a la luz naciente del exterior. Me reduje en un rinconcillo del poyete del ventanal. El ala “tocada” aun me dolía, y no podía alzar el vuelo ni propulsar todavía el aleteo acostumbrado. El corazón se me aceleraba por momentos, por la incertidumbre de lo que a continuación me sucedería. Un hombre, maduro, con sorpresa, desde dentro de su hogar me miró a la vez sorprendido. Posiblemente por verme allí acurrucado y embolado. Yo lo observé con temor en un principio. Entre las aves ya sabemos que los humanos no nos quieren cerca de sus dominios. Tan solamente si andamos enjaulados para encantarles con nuestros trinos.

Este es mi fin me dije. Pero ¡no! Todo no acabó ahí… sus ojos cálidos y amables -tras sus gafas- esbozaron una amplia y tierna sonrisa; abrió la hoja de la cristalera con sigilo; me tendió una mano, con la otra, unos mendrugos de alimento -tras una pausa contemplativa- y me acarició con sutileza despaciosamente con su mirar profundo. Luego se alejó y dejo la ventana entre abierta -como gesto de invitación para entrar- tras un leve instante volvió a adentrarse en su habitación y en su cometido musical.

Sentóse ante su teclado y otros artefactos que pocos pájaros adivinarían que fueren instrumentos; ante él un monitor panorámico, relucía… sin duda, tecnología necesaria para que un compositor trabajara con comodidad y a gusto en sus obras. Comenzó a esbozar unos acordes de afinación y preparación. Un vals con los dedos sobre teclas en blanco y negro. Era su hora de ensayo, su momento; el del propio encuentro de mas propicios reencuentros con las musas; y a la vez, búsqueda incesante de nuevas melodías que le sugiriese el significado de la palabra CALIDAD. Para moldearla y modelarla a satisfacción y voluntad. Sin duda –allí estaba yo, minúsculo- en vivo; -y él- solo ante la contienda, por capturar y alzarse con las músicas más emocionantes; esas que jamás habría sido testigo de poder experimentar -un pájaro de cuenta como yo- tan cerca a su autor predilecto. Todo aquello no hizo otra cosa que volver a evocar mi recordado: Don't Fall Asleep.

(Continuará…)


PLAYER | Ángel Orós - Cambridge [Parte I]



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